Todos llevamos una doble vida. Por un lado, tenemos una vida exterior que podría ser la cultura y el contexto, esa vida nos da definición, mientras que la otra vida, la interior, que son básicamente los sueños, nos confirma. En el punto de encuentro que hay entre ambas se encuentra nuestra verdad.
En este lado de la realidad, en el que estamos despiertos y nos comunicamos de esta forma, encontré que mi vocación es el sonido. Amo sonar, pero sobre todo amo escuchar, porque de ese modo vivo atento a lo que me rodea, que además de ser algo agradable, es algo que me hace sentir seguro. Mi relación con el presente es auditiva. Del otro lado de la realidad, en mis sueños, todo se desarrolla igual, pero sin prejuicios, así que me muevo sin miedo y a mis anchas entre vibraciones, sin más. Allá puedo experimentar el sonido en todas sus formas, no sólo auditivas. La conciencia de ese fenómeno ha sido mi mayor confirmación.
Hubo una temporada en que soñaba con sesiones de estudio en las que golpeaba tarolas. No sé si mi papel en esos sueños era algo así como el de un técnico de batería o el ingeniero encargado de la microfonía, pero en esas ensoñaciones golpeaba tarolas y al hacerlo podía ver cómo vibraba el aire, como un efecto visual en el que toda una imagen ondula. Realmente, así sucede en este lado de la realidad en el que estamos despiertos y nos comunicamos de esta forma, pero aquí no se percibe de ese modo. Allá se confirman cosas y lo que yo confirmé en aquella temporada fue que en todos los planos de mi existencia el sonido impera.
Ya antes había hablado de esto, lo sé. No es la primera vez que hablo sobre cuánto amo el sonido y cuál es mi relación con él. Tampoco es la primera vez en que hablo sobre mis sueños. Retomo el tema y cuento mi experiencia con las tarolas porque hay momentos de total sinsentido en los que necesito puntos de anclaje como este, reflexiones que me recuerden quién soy. Aspiro a tener una vida plena y para lograrlo debo hacer consciente mi experiencia con la totalidad, que es la suma de lo que acontece en mis dos vidas. Estos ensayos pueden parecer pensamientos aislados, pero realmente son un mapa.
Uno de los músicos que más ha influido en mí, es Robert Hood, DJ y productor legendario de Techno minimalista y sobre todo un cristiano de convicciones fuertes. Hood habla mucho sobre cómo Dios se le presenta mientras duerme. Por ejemplo, se inició en el cristianismo después de que su abuelo se le apareciera en un sueño y le dijera que debía dedicar su vida a Cristo. En otro sueño, Dios lo despierta y le dice que debe mezclar el Góspel con la electrónica y comienza así un movimiento nuevo que ha repartido dicha por el mundo entero.
Igual que Robert y otros tantos músicos, traigo conclusiones de mis sueños y no sólo eso, sino que intento también proyectar en esta realidad en la que estamos despiertos y nos comunicamos de esta forma, todas esas experiencias oníricas. Cuando se opera con esa intención suceden cosas mágicas. Tal vez por eso mucha gente siente que va a otro mundo cuando pone toda su atención en lo que una canción le hace sentir, porque mucha de la mejor música no es más que una prueba indiscutible de que podemos experimentar muchas realidades a la vez.
Tarolas, platillos, bombos, etc. Vaya instrumento la batería.